Escrita
por Sabina Berman, “Águila o sol” es una obra teatral dividida en quince
cuadros o escenas, y que tal como en la parte que sirve de prólogo al texto
lo señala, abarca el periodo histórico que comprende desde la llegada de los españoles
a las costas mexicanas, hasta el asesinato de Moctezuma. A la manera de “Visión de los Vencidos”, la historia que
propone Berman se aprecia justo desde la perspectiva del indígena a la llegada
de los extranjeros. Por eso en la obra es el español el que habla extraño, y
son los indígenas los que se ven en la necesidad de un traductor para entender
lo que los extraños quieren expresar. Y todo parodiando a personajes históricos
tan serios y reconocidos como el mismo Hernán Cortés.
Para
García Barrientos la función del narrador en una novela equivale al espacio en
una obra dramática ya que ambos “constituyen el punto de acceso al universo de
las respectivas obras”. En el teatro, la función narrativa es realizada por los
mismos personajes, quienes al tiempo que hablan van dando razón de lo que
sucede. En “Águila o sol”, por el contrario, esta idea propuesta por Barrientos
pareciera que se deja de lado, pues en la obra aparece un personaje bajo el
nombre de “Narrador” cuyo papel es precisamente ese, el de narrar. Sin embargo,
el narrador al que García Barrientos llama “genuino” es en el texto narrativo
solamente una voz que “no existe”; al momento de que el personaje Narrador en
“Águila o sol” entra en escena y comienza a narrar, pierde en realidad el valor
de “narrador genuino” por dos razones: primero porque el simple hecho de que
Narrador entre en escena, es decir que entra al espacio escénico, se convierte
en una dramatis personae.
Como
este son muchos los elementos que “Águila o sol” ofrece para motivo de
análisis. Con todo, no está de más acercarse al texto con la simple intención
de pasar un buen rato disfrutando su lectura, cuantimás si se tiene la
oportunidad de verla representada.