martes, 26 de noviembre de 2013

Puesta en escena de "Vientre de Rosas y hormigas"


El fin de semana del 22 al 24 de noviembre de este año, se presentó por segunda vez, en el Teatro Gracia Pasquel, la Compañía de Teatro Candilejas del Desierto de la UACJ, con el drama titulado Vientre de rosas y hormigas bajo la dirección de Virginia Ordóñez Hernández.
El argumento trata a cerca de una ciudad que ha caído en la total destrucción y desesperanza, a partir de las descripciones que algunos personajes hacen sobre ella como una ciudad “donde un día existió un río grande pero un viento de llanto lo secó”, el espectador juarense puede fácilmente situarse en el contexto de la obra, pues son obvias las similitudes del espacio representado de la obra y nuestra ciudad, en la que se lleva a cabo.
Los personajes que toman parte de la obra se muestran intrigantes al espectador, pues son figuras al parecer no humanas que representan alguna idea abstracta (a excepción del los personajes de Rosa y Rosita). Por ejemplo, el papel de la Peregrina (la muerte) a la par del de Daemon (lo llaman “la peste”, que bien pudiera significar a la violencia, al odio, etc.), son los que, a mi parecer tienen más fuerza en el drama y son, según la historia, los causantes de la situación que se vive en esa ciudad. O al menos así lo plantea Victa, papel que desempeña la misma directora de la obra cuya actuación ha sido formidable. Este personaje acusa siempre a la Peregrina de haberle arrancado de los brazos a algún ser querido (nunca se menciona si se trata de un hijo o de un amante, pero se insinúa a veces la muerte de sus padres), y la culpa a la vez de todo lo malo que alrededor de ella sucede.
Rosita y Daemon
Sin embargo, la Peregrina se ve exenta de tales acusaciones una vez que Daemon asegura viajar siempre al lado de ella, o mejor dicho, siempre frente a ella; de aquí que pueda el espectador compadecerse de la Peregrina al saberla culpable de tantos horribles acontecimientos que han sido gestados en realidad por la maldad. Pero en medio de este caos, de reproches y duras acusaciones, se pone en escena también una historia de amor de la que el mismo Daemon (cosa que no logré comprender) y Rosa son los protagonistas. Y como la máxima representación de este amor, y al parecer de la unión carnal entre estos dos, producto de la cual será Rosita ya muy al final de la obra, es tomado un conocido fragmento de la Biblia en el que una pareja ofrece sus votos matrimoniales. Se utilizan también, para el mismo fin, algunos fragmentos de textos de García Lorca.

Con respecto al vestuario y a la iluminación, me parece interesante la manera en que se combinaron los tonos oscuros para iluminar el escenario con los atuendos de los personajes y los colores que portaba cada uno de ellos; Por ejemplo Rosa, que demostraba constantemente su pasión por quien ama, viste siempre de rojo; o Victa, que encuentra un poco de consuelo solo en los brazos de la muerte, de carácter sumamente fuerte y que en momentos decide respaldarse en la maldad, viste de negro con unas inmensas alas negras que al parecer Daemon le ha otorgado.
Me parece pues muy interesante la propuesta que la Compañía hace con esta representación, a pesar de algunos fallos que surgieron (al menos en la del día sábado) como el olvido del guión o el sonido entrecortado y en ocasiones mal modulado, haciendo que la voz del actor se perdiera con la música que se supone debía servir de fondo y no de telón. De ahí en más, valdrí la pena, si es que la obra vuelve a representarse, acudir nuevamente al espectáculo con la espera de una puesta en escena impecable que seguramente dejaría satisfechos a quien acudiera a verla.


martes, 19 de noviembre de 2013

La dama que quería dejar de ser boba




La dama boba de Elena Garro es una pieza en tres actos en la que los personajes forman parte de una compañía teatral. El título de la obra se debe a que es precisamente La dama boba de Lope de Vega la que es representada por tal compañía y que además se convierte en el pretexto para el desarrollo de la historia.

Se representa una representación, situándonos pues ante uno de los elementos que definen al teatro posmoderno: la metateatralidad. Sobre este aspecto Juan Villegas en El teatro histórico latinoamericano como discurso e instrumento de apropiación de la historia, la define como “la representación de varios personajes por el mismo actor, el cambiarse de personaje en un biombo abierto al público de modo que éste tiene
 conciencia del cambio de personajes, por lo tanto conciencia de que se trata de una representación teatral”. Sin embargo, esto solo aplica hablando de quien se encuentra, como espectador, al frente de la obra de Garro, pues los espectadores, que son a su vez actores, que se encuentran frente a la obra de Lope, se pierden en la frontera que existe entre la representación teatral y su realidad. Me refiero a los habitantes de Coapa, principalmente al alcalde, Don Salvador. A ellos, a pesar de ser testigos del cambio de imagen de los integrantes de la Compañía, del montaje sobre las tablas, etc., no conciben tal representación como tal, sino que creen que el actor que hace el papel del maestro de Finea, es en verdad un profesor, y que ésta es en realidad una boba.  

El pueblo de Coapa no logra contextualizar la obra que se representa ante sí en su propio presente, sino que la toma tal cual, acomodándola forzosamente a su realidad. Por eso el alcalde se encarga de secuestrar a Francisco, el que hace el papel del maestro, porque el pueblo necesita desde hace mucho tiempo la colaboración de alguien especializado en impartir conocimiento. Tan es así que Don Salvador manda construir una réplica exacta del escenario utilizado por la Compañía en Tepan, donde tuvo conocimiento por primera vez de este hombre quesupuestamente se daba a la tarea de enseñar; incluso pide a su hija Lupe que haga el papel de Finea, no para participar en una siempre pieza teatral, sino para ayudar en la alfabetización del pueblo. Lo genial en la obra de Elena Garro es que sí se logra alfabetizar a los personajes por medio del teatro: se les enseña a leer y a escribir.
La posición que los habitantes de Coapan toman ante el teatro, recuerda a la de los prehispánicos al momento de la realización de sus rituales; es decir que en ambos casos, los implicados en la representación se involucran en su papel de tal manera que lo adoptan como si fuera real, se convierten en parte de esa obra/ritual con el fin de obtener algo a cambio de ello, antes el beneficio de algún dios, ahora la alfabetización del pueblo.

Puesta en escena de La dama boba de Lope: