El desafío de Juan Rana es uno de los
entremeses que forman parte de la basta producción del dramaturgo español Pedro
Calderón de la Barca, reconocido como uno de los mayores exponentes dentro de
lo que se denomina la literatura de los Siglos de Oro. En esta ocasión
concierne hablar de la adaptación hecha por Emilio Carballido de esta obra. Si
bien las diferencias entre el texto de Calderón y el de Carballido son muy
pocas (por ejemplo los nombres de los personajes y algunas frases que han sido
cambiadas, entre otras cosas). Gracias a las modificaciones, la lectura del
texto dramático de este entremés se ameniza, pues el lenguaje utilizado es ya
más actual y con términos fácilmente entendibles por los lectores, ya sean los
que se acercan por primera vez al texto o los que no se encuentran muy
familiarizados con el lenguaje utilizado en la época de Calderón.
Carballido publica su adaptación en la antología que titula Teatro
para adolescentes. Un repertorio para estudiantes (1985). En este
libro podemos encontrar un serie de obras dramáticas escritas por autores
reconocidos, tales como Elena Garro, Xavier Villaurrutia, Salvador Novo, y
Luisa Josefina Hernández, entre otros. Sin embargo concede un apartado especial
al final de la antología con el nombre de "Sainetes y Mojigangas", en
donde el compilador nos ofrece varias adaptaciones hechas por él mismo de
algunas piezas teatrales "De
Pedro Calderón de la Barca. Libremente retocados y trasplantados por Emilio Carballido,
para ponerse todos juntos o emparejados o de uno en uno",[1] y es
en este espacio donde se localiza nuestra obra en cuestión.
Es pues El desafío de Juan
Rana un divertidísimo entremés que revela la absurdidad de la vida a través
de una situación que, aunque se pensase que solo es posible en la imaginación,
puede ser tan verdadera y común. Trata de los recién casados Gila y Juan Rana
que se han visto involucrados en cuestiones de traición amorosa. Aquí las
virtudes no imperan, mas bien lo que da pie a la acción son las actitudes
viciadas de los personajes; así, el deshonor, la cobardía, la mentira y el
adulterio, se llevan a cabo tan sínicamente por los personajes que lejos de
incitar rechazo alguno del lector/espectador hacia ellos, lo que provocan es
una divertida situación que a fin de cuentas termina entre cantos y bailes.
El desafío de Juan Rana de Calderón de la Barca, texto.
http://www.biblioteca.org.ar/libros/71203.pdf
Es cierto lo que comentas acerca del lenguaje de Pedro Calderón de la Barca, que no es sencillo si uno lo lee de botepronto, entonces el trabajo de Carballido es excelente ya que ni traiciona la intención del dramaturgo español ni rebaja el lenguaje a lo burdo. Además los temas tan polémicos como los que mencionas de la condición humana y que permiten, en el sainete, una mirada distinta.
ResponderEliminarY creo que por eso mismo es valioso el texto de Carballido. Me parece su texto ideal para acercar, en este caso, a los adolescentes a los clásicos del teatro sin que se vean abrumados por el lenguaje. Porque siendo realistas, los jóvenes no gustan de textos complejos, sobre todo si no son muy allegados a la literatura. Además, creo que, en caso de tener la intención de representar la obra, con esta adaptación les sería menos complicado y les serviría como un puente al texto original.
EliminarPor mi parte me agrada la idea de que el argumento "aunque se pensase que solo es posible en la imaginación, puede ser tan verdadera y común." Y no se trata de echar a pelear a nadie, pero por ahí en otro blog se comentaba algo sobre el mismo argumento: "que resulta gracioso en la ficción, aunque no tanto en la vida real". El engaño (yo no le diría traición) amoroso es y será un tema siempre vigente. Supongo que de entre el público adolescente no faltará aquél que señale al cornudo más reciente. La risa maliciosa, y no dirigida al pobre de Juan Rana, sería inevitable.
ResponderEliminarDe hecho esa situación de risa en momentos adversos es muy común en nuestra cultra, podría decirse que es una de las características que nos define como mexicanos. Casi siempre, a situaciones de infortunio, el mexicano logra sacarles el lado gracioso ya sea por medio de parodias por ejemplo; cuantimás si el perjudicado resulta ser una persona ajena. Por eso creo que la situación de Juan Rana, más que a otra cosa, mueve a la risa, por la cotidianidad y absurdidad de su condición.
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